.....................SIRENAS

.Poemas de Marina Pérez Muraro
Esculturas de Luciana Fernández
.........Música de Rubén Botas

Más Meri Lao

Después de lanzar el librog al éter informático, encontré el texto que había escrito en su momento para explicar el proyecto de exposición conjunta sobre las Sirenas. Casi todo lo que dice es resumen de Meri Lao, con un agregado final de nuestra cosecha.
SIRENAS
Una exposición de esculturas, poemas, y música
Luciana Fernández -Marina Pérez -Nicolás Diab
Las Sirenas de la Antigüedad eran tres diosas con cuerpo semianimal que habitaban una isla; desde allí atraían a los navegantes, quienes corrían riesgo de morir si las escuchaban. No porque ellas los mataran, sino porque seducidos por su canto dejaban de guiar la nave, y naufragaban. Estas Sirenas eran aladas, aves con rostro de mujer; eran inmortales, por ser divinas, y también omniscientes, tenían dotes proféticas. Atraían al navegante ofreciéndole conocimientos, la promesa de hacerlo más sabio. Lo tentaban para desviarlo de la ruta conocida.
Más tarde las Sirenas pasaron de ser aladas a compartir su naturaleza con la de los animales marinos. También sufrieron cambios otras de sus características: dejaron de ser diosas para convertirse en monstruos, demonios, imágenes del pecado; en la Edad Media adquirieron un carácter sexual, por lo tanto pecaminoso, que no tenían en la Antigüedad. Sin embargo, a pesar de las variaciones, ciertas características se mantienen. En todos los casos las Sirenas son híbridos, seres dobles. Divinidades femeninas que comparten el orden animal, y por lo tanto gozan de las prerrogativas de ambos componentes. La imagen de dos órdenes opuestos integrados es subyugante porque de la fusión de dos entes biológicos diferentes brota una fuerza sobrenatural. Por esta razón las metamorfosis de hombres en animales (y viceversa) reaparecen en las más diversas culturas. En las Sirenas un ser intermedio ha tomado forma, superando frágiles criterios de demarcación. Se ha detenido en el pasaje de una individualidad a otra, ha cristalizado en uno de los posibles estadios de la metamorfosis. Según las distintas representaciones el linde entre una especie y otra puede variar de lo grotesco a lo sublime, creando nuevas criaturas.
El animal alado puede cantar, pero también puede herir con sus garras. Liga al cielo con la tierra. Es el mensajero de los dioses, imagen del alma en muchas culturas, imagen del animal que transporta el alma hasta el más allá, del trance shamánico, de las almas en pena, fantasmas, etcétera. Las criaturas del aire desafían la gravedad. Sus plumas son como flechas. Tienen relación con el soplo, la respiración, la inspiración, la voz que sube, el navegar a vela, volatilizarse, etc.
También el mar es un símbolo del alma, recuerda el útero materno y por lo tanto la muerte, que reaparece cada noche cuando nos dormimos. Todos los procesos vivientes tienen lugar en una sustancia acuosa. Las Sirenas son al mismo tiempo dispensadoras de la muerte y de la inmortalidad. Tienen relación con los tránsitos, las travesías, la transformación, los misterios, los ritos de pasaje y de iniciación.
Hay distintos mitos sobre su origen, pero siempre aparecen relacionadas con las divinidades griegas más antiguas, dioses marinos que tenían dotes proféticas y la capacidad de metamorfosearse permanentemente (como el agua). En las distintas versiones el padre es siempre un dios marino, por lo tanto transformista y profético, y la madre está relacionada con la memoria, la música y la sabiduría secreta. También hay distintas versiones acerca del origen de sus plumas. En algunas su plumaje es una recompensa, en otras un castigo. Según una versión, las Sirenas eran ninfas que decidieron permanecer vírgenes; Afrodita, diosa del amor, las convirtió en aves para castigar su negativa a mantener relaciones sexuales. En otra versión su transformación tiene relación con el rapto de Proserpina, es decir, con el pasaje del reino de los vivos al reino de los muertos. También se dice que compitieron en canto con las Musas, y al ser vencidas, las Musas les arrancaron las plumas, y ellas se suicidaron.
En todos los casos, las Sirenas son las entidades femeninas y aladas del mar que, seduciendo al hombre con un cántico sin igual, lo desvían de su derrotero. Son imágenes de lo irracional, que aún ahora continúan provocando y turbando, porque simbolizan algo cuya realidad interna no desaparece. Son símbolos colectivos que reaparecen una y otra vez, a lo largo de los siglos, en diferentes culturas. No importa la realidad que tengan, sino el efecto que provocan en el ser humano (terror, fascinación, el deseo de huir o de enfrentar lo desconocido). Tienen que ver con los mitos de creación donde el hombre (dios, héroe cultural) lucha contra el ser primordial que representa lo informado, el caos. En muchos de estos mitos el demonio primigenio del caos es un ser marino. En muchos es femenino. Las Sirenas representan el elemento desconocido, lo que uno mismo tiene de desconocido e incontrolable. Basta un movimiento involuntario para que el animal reaparezca. Uno quisiera dominarlo, combatirlo, aniquilarlo, y al mismo tiempo le tiene pavor. Las Sirenas llaman al hombre para que abandone lo que es, para que se vuelva un tránsfuga. Tenerle miedo a las Sirenas es tener miedo de romper el equilibrio logrado, de transformarse, de ser reemplazado, aunque sea en una mínima parte, por algo que no se puede predecir. Miedo a lo desconocido, a perderse, a disolverse.
Miedo y placer. Como en el amor. La máxima entrega parece amenazar mi individualidad, lo que ya sé, lo que sé de mí, para abrirme a una dimensión donde el otro, desconocido, es aún más importante que yo, donde todo lo que creía saber repentinamente carece de sentido, donde me pierdo y quizá ya no me encuentre. Como el acto sexual: une a dos seres que, ilusoriamente y sólo por breves segundos, forman un otro ser diferente, indefinible.
El material que queremos exponer está inspirado en estas imágenes. Hemos trabajado en conjunto intercambiando ideas e intuiciones para elaborar las esculturas, los poemas, y su música. Siendo la sirena un objeto imaginario tantas veces pensado desde y en relación con los hombres, ¿qué pasa cuando ellas cuentan su propia versión? ¿Qué pasa si reconocemos qué de monstruoso y desconocido hay en nosotros mismos, cuánto podemos transformarnos y desconocernos? Estas imágenes son mucho más potentes que lo que nosotros podamos hacer con ellas. Nos anteceden, y pertenecen al género humano. El material que deseamos exponer es apenas una pequeña contribución al sueño de la humanidad, una gota más en el mar.

3 comentarios:

Nataraj dijo...

Muy Lindo Marina!!!
Fabian Dublisky

gotamarina dijo...

Hola Fabian! Qué loco encontrate acá! ¿Cómo estás? Gracias por el piropo, me alegra que te haya gustado!
Un abrazo, m.

Obnebur dijo...

http://www.flickr.com/photos/floridamemory/3524824341/