Es en la hora fértil de la bruma y el ocaso
que mi alma se despierta, avivándose
como si el vigor la atormentara
y en la negrura viviera mejor.
Es en el despojo de la noche que mi alma llamea
como si fuera bandada
bandida manca de voz de luna
balbuceante vigilia de blancos y vieiras
como si ya ni acallarse pudiera
y una nostalgia más antigua que el mar que me acuna
musgueara a borbotones
vieja balsa
frágil esquife mi alma se balancea.
No la nostalgia de un hombre sino de todos los hombres
como si hubiera, como si pudiera haber,
en todo el mar, algún hombre.
Olas.......caracolas
y viento en mis orejas
en esta espera líquida
como si YO no existiera
salvo cuando un encuentro me habita.
Dicen que canto para atraer
qué saben ellos
canto para acallar este silencio que me horada
y cuando El Encuentro acontece
no va que se instala el silencio en mi interior.
Cuajarones de espuma, rémoras languidescentes
bajo un cielo más viscoso que mis humores.
No va que se instala en mí, el silencio,
y mi hilo ya no tiene voz.
Llagas, algas, mejillones, vulvas, bivalvas escoriaciones.
No va, que se instala en mí, como marsopa,
no va, como un manatí, a mi encuentro,
donde el sol cae a pique
y mis alas, cansadas, ya no quieren volar.
Huelgas, funestas insolaciones, donde el sol ya no ve,
y mi alma son dos.
Vestidos de bajamar, nos miramos,
donde hubo fuego carne queda
y no va, el silencio, a ensordecer,
pues no hay peor sordo que el que sabe cantar.
Lombrices
Hace 9 años
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